Y
de las relaciones hasta viejitos, sólo digo que no las quiero, pueden
echárselas al bolsillo si prefieren. No
soy partidario de las cosas que se deterioran con el tiempo; una relación no
debe irse por ese camino. Prefiero el concepto de juventud, el nacer de nuevo
cada día a cada instante, ser un nuevo nosotros, tomados de unas nuevas manos,
colgados a una nueva piel, unidos a un alma nueva que no envejece si no que
rejuvenece, que conoce y está dispuesta a vivir, a sentir, tan viva cómo el
instante aquel en que llegó a estar aquí.
Y
cuando envejezcas, si de eso vienes a hablarme, recuerda que sigo joven, que no
es mi físico el que lo ha logrado, que ha sido bajo mi piel, allí donde está mi
alma el lugar dónde se ha forjado.
Cuándo
envejezcas no vengas a hablarme de dolores y arrugas, de canas. A mí háblame de
historias y locuras, de esas, de esas que sólo un joven es capaz de cometer.
Cuéntame historias, de las que han quedado cicatrices de las que no se logran
borrar…
-John
J. Lemus-
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