-A dónde piensas ir hoy- me preguntaron. – No lo sé-
respondí. Solo quiero dejarme llevar por aquello donde pueda encontrarme, donde
pueda ser yo.
- Necesitas de algún lugar especial para serlo- no
creo que sean necesarios lugares especiales, ya somos especiales, pienso que
ese rango de especial depende de nuestra actitud.
- de verdad crees sea solo eso - quiero creerlo así,
o, en realidad no creerlo, siento que con el corazón se puede ir más allá de
solo creer. Siéntate, te contaré una historia:
En un lugar, un muy bello lugar vivía un pequeño ( me
gusta hablar de los niños, es cómo hablar de nosotros mismos) el pequeño salía
todas las mañanas muy temprano a ver el amanecer- ¡ah! ese bello amanecer
rojizo que nos hace sentir que volamos sobre el radiante horizonte donde se va
posando suavemente- se sentaba sobre un pequeño fajo de hojas secas que
acomodaba con delicadeza en la cima de una pequeña montaña, con una temperatura
muy agradable para esos amaneceres, el joven, simplemente allí, sentado, se quedaba
observando como descendía cada rayo de luz e iluminaba los campos, como las
hojas, las flores y las semillas se iban llenando de vida con su resplandor, y
como las aves y demás animales del bosque se iban dejando sentir uno a uno con
la nueva llegada del día.
-Vaya, suena genial, debe de ser una bella sensación-
No es sólo una sensación amigo mío; le dije, eso es vivir, eso es la vida,
pequeños detalles que nos hacen darnos cuenta que somos solo testigos del todo,
y que el todo no está dentro ni fuera porque el todo simplemente es.
-Me pones a pensar en muchas cosas, quizás por eso me
gusta charlar contigo- quisiera no las pensarás, que solo estuvieses acá, que
me sintieras completamente en este momento, ahora estoy aquí, total, en este
instante, maravillándome con cada cosa que se me pasa por el frente, porque se
supone debemos disfrutar la vida que tenemos ahora.
-Suenas bastante emocional con esas palabras- ¿Cuándo
dejaste de ser un niño? Le pregunté- Desde muy joven, uno es niño sólo unos
cuántos días, vas a la escuela, al preescolar, a la secundaria, todos te dicen
cómo debes de ser un niño, no hay posibilidad de diversión real, la mayor parte
de las cosas o están prohibidas o están mal, cuando los años comienzan a pasar
ya te están diciendo que debes de madurar, creo esa es de mis preguntas
existenciales – río – ¿para qué carajos debemos madurar?, comienzas a crecer y
las cosas dejan de sorprendernos.
- Me sorprende escucharte amigo, esas palabras han
salido de un lugar de donde pocas cosas salen. Así es, todos se preocupan de
que seamos algo, la verdad es que desde que nacemos ya somos algo, y que nunca
debemos de renunciar a ser niños, el niño lo intenta una y otra vez, el niño
ama con el corazón y el alma, el niño se sorprende con todo a su alrededor
porque para el todo es nuevo, el niño sólo tiene claro que desconoce muchas
cosas, nosotros al crecer creemos saberlas todas. El niño en realidad sólo se
preocupa de vivir.
-John
J. Lemus-