Y
no, hoy no estaba lloviendo, no siempre es necesaria la lluvia para escribir.
Hoy me asome desde mi balcón y allí estaba ese bello atardecer de domingo,
radiante; esa luz me hizo recordarte, recordar tus juegos, recordar tu llanto,
recordar la forma cómo me llamas. Entonces comencé a extrañarte de nuevo,
sanamente, sin desesperación. Extraño tu forma de correr porque me ha enseñado
a seguir adelante. Extraño tu forma de recostarte porque de ella he aprendido a
disfrutar de los descansos. Extraño tu forma de patear porque con ella
comprendí que no siempre la fuerza lo puede todo.
Extraño
los momentos contigo, en ellos me complementas. Lo acepto, si eso de la media
naranja es verdad, Tú no eres media para mí, eres el árbol entero. No sé si me
entiendas, pero eres parte de mí, mis manos te han tocado, mis ojos te han
observado y mis oídos escuchado, desde la cuna estás cantando los cánticos de
la vida. Aún reposa en mí el aroma de tus perfumes y en mi memoria aún se
guardan nuestras noches de bailes.
Los
años se pasan rápido, y vamos creciendo y a veces alejándonos, inclusive ahora
es incierto cómo reaccionaras al leer esto, pero sabrás qué ESTA ES PARA TÍ.
-John
J. Lemus-
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