viernes, 19 de mayo de 2017

Mírame…


Mírame, refléjate en mis ojos y déjame dibujarte, déjame ser el arte vivo de tu piel danzante, déjame ser el viento que al deslizarse en tu cabello describe cuan bellas curvas tan perfectas y preciosas como el brillo del mismo sol, ese sol que durante el día se asombra, y en la noche desea presuroso terminar su recorrido y volver a encontrarte.

Mírame, permíteme pintar en tu piel con los hilos de la mía, permíteme usar tus ojos como la luz de mi vida, encuéntrame, encuéntrame en las pinturas de tus labios bellos, de tu calor implacable, de tu sonrisa inimaginable, de tu aroma, ese aroma que sin pensarlo me lleva a las montañas y me convierte en más que tuyo.

Mírame y permíteme olvidarme de que existen los segundos, los minutos y las horas. Mírame, y permite conocer la vida y olvidar que existe muerte, o mátame. Mátame entre tus labios o entre tu piel hermosa o cántame. Cántame las canciones que las aves silban y las montañas aplauden. Vuélvete mi Picasso, mi Beethoven, mi Mozart, ándate en mis pasillos y desnuda mis puertas, que aunque viejas siempre suenan, y aunque descoloridas aún saben brillar.

Ándate en mis jardines que su aroma aún se siente y llégate a mi hoguera, que aun con fuego se enciende, y fúndete, fúndete entre mis pupilas y mi luz. Seamos arte, que la pintura esta lista, la escena se ha dado y la piel, aunque distante, con el viento se ha encontrado.

-John J. Lemus-



domingo, 14 de mayo de 2017

Faltabas tú.

Amanecía de nuevo, algo me había hecho levantarme de mi cama más temprano que de costumbre, el frío no había sido un problema para hacerlo, tome un lápiz, como aquel niño que al aprender a escribir desea contarle al mundo cuan maravilloso es.

Allí estaba la sensación sobre la cuál escribiría. Un momento, no era sólo una sensación, de alguna forma estaba conectado a un ser que aún sin mencionarle se había hecho a un lugar en mi alma. Sus delicadas facetas, sus preciosas y maravillosas historias escritas en su misma piel detallaban uno a uno los momentos en los cuales nos habíamos convertido en uno, aunque a la vista pareciésemos ser dos. Pensarle era de las cosas que me devolvían a mis raíces y me sacaban de lo garrafal del sistema que poco a poco nos agota y consume.

Madre, Madre mía, madre de mis latidos, de mis sonrisas, de mis llantos, de mis triunfos y derrotas, madre. Nos hemos hecho uno desde el mismo día en que comencé a formarme dentro de tu vientre, cuando tus caricias y palabras eran de las cosas que más anhelaba, cuando el mundo para mí solo era tu amor.

Hoy escribo para ti, no por lo que eras, si no por lo que eres, no por lo que ven, si no por lo que tienes. Hoy escribo a ti madre: por el regalo que me diste, por la forma en que me educaste, por el espíritu guerrero que se mantiene en tu corazón y sabe seleccionar muy bien sus palabras cuando el mío parece estar derrotado. Te escribo a ti madre porque eres la vida misma en figura humana.

Faltabas tú,  faltabas tu para poder nacer, faltabas tu para crecer, faltabas tu para respirar, cantar, jugar, bailar y correr, y aunque ahora estemos separados por la distancia nos une el corazón y puedo decirlo cada día al levantarme y gritarlo al sol y al viento que cada día al recuperar la fuerza para pararme de mi cama, faltabas tú para hacerlo posible.


 -John J. Lemus-

sábado, 13 de mayo de 2017

Aquí estoy…

Y aquí estoy, en mi habitación, sentado, escribiendo estas palabras, mientras afuera la lluvia desplazándose levemente por las calles nos deja oír su sonido tranquilo y refrescante, trato de concentrarme y de repente te siento, cómo un soplo, como una llama, estas ahí, estas presente, cada palpitar va deletreando uno a uno el conjunto de símbolos que unidos representan tu nombre, ese nombre que al pronunciarlo extrae de mí cosas que ni yo mismo creía conocer.

Pienso en salir, dar una vuelta quizás; pero, a dónde, aún no sé en qué lugar estas, me desplazo vagando por ahí con la idea de quizás en una esquina toparme contigo o, con una señal que me indique: este es el camino y así debes de llegar. Esto suena demasiado sencillo, quizás si pasara no lo apreciaría lo suficiente, quizá por eso ahora estoy deambulando incluso sentado.

Y ahí está la ventana, a mi lado, o al tuyo, que se yo, pero esta, eso es seguro, porque por ella se deslizan una a una las gotas de la tenue lluvia que nos acompaña el día de hoy,  esas gotas que dibujan en el transparente cristal los latidos de un pequeño corazón.

Es extraño, anhelo zarpar, aunque desconozca a dónde ir, es como si ahora mismo te escuchara, aunque el horizonte no sea claro no hay miedo, no hay temor, solo el hacerlo. Alguno quizás le llamen locura, pero ahora, sería completamente un loco, porque esto, esto es vivir.
-John J. Lemus-


viernes, 12 de mayo de 2017

Y QUISE VOLVER A ESCRIBIR…

Quise volver a escribir, para hablar de los  campos y las ciudades, de los frutos y sus propiedades, para hablar de lo que somos y dejamos de ser.

Quise volver a escribir para recordar el cultivo de las verduras, la vista de los paisajes.

Quise volver a escribir motivado por la belleza de los maizales, por la alegría de los animales.

Quise volver a escribir para tratar de encontrarte en las vanas inmensidades, donde tras la puesta del sol has olvidado de donde ha surgido toda la belleza y las oportunidades que te han llevado al suelo que pisas hoy.

Quise volver a escribir para recordarte que eres vida, que no eres solo campo o ciudad, que eres la luz misma que puede sobreponerse a la oscuridad. No eres un sistema que lastima y tortura, que nos lacera y obliga a recorrer caminos que no son nuestros, caminos que ya han sido vividos.

Quise volver a escribir para recordarte que la historia aun no deja de forjarse, que las plantas no dejan de crecer ni el agua aun deja de fluir, creyendo en ti y en tu libertad.

Quise volver a escribir porque la libertad no es sólo poder salir a hacer lo que creemos que debemos o se nos viene en gana hacer. Que la libertad no es sólo salir a dar una vuelta a un bosque y disfrutar del canto de las aves o el sonido del agua o el viento. Que la libertad es más que esa sensación condicionada que se ha introducido por los medios y demás, para restringir nuestro pensar.  

Quise volver a escribir para despertarte y susurrarte al oído que la libertad amerita conocernos, saber lo que somos en realidad y las maneras en como reaccionamos.

Quise volver a escribir porque importa el ahora y desconozco si el día de mañana también te pueda hablar.


-John J. Lemus-

SÍ LO LEEN...

Este fragmento quizás sólo hable de ti. Y no sé si alguien más le quiera leer, pero si lo hacen es importante que también lo sepan. Qu...