lunes, 14 de enero de 2019

SÍ LO LEEN...


Este fragmento quizás sólo hable de ti.
Y no sé si alguien más le quiera leer, pero si lo hacen es importante que también lo sepan.
Qué sepan que tocar esas manos tuyas es más placentero que una pequeña brisa fresca en un día caluroso.
Qué se enteren, que escuchar tus latidos es más excitante qué oír una orquesta en vivo.
Qué besarte es más incomprensible qué el triángulo de las bermudas.
Qué tocarte y perderse en ello es el más tentador de los placeres.
Es importante qué lo sepan si lo leen, pero no sabrán que eres tú. Porque sólo tú y yo sabemos de lo que estamos hablando.
-John J. Lemus-

domingo, 13 de enero de 2019

SUPUESTOS…


El día había iniciado contigo y terminaba sin ti. Parece que las suposiciones también pueden ser intentos fallidos por toparse, acercarse, encontrarse; las diferencias de pensamientos y acciones pueden conducir a sentidos diferentes de una misma calle. Mientras estaba contigo la luz se adueñaba de ella y cuando no estabas tú pareciera que en ella estuviese lloviendo. Las meras suposiciones y su poca imparcialidad dejaban notorias averías en el pavimento, mientras las huellas de las llantas parecían borrarse solas.

La comprensión toma un papel característico entre esto de lo seguro y lo supuesto para darle una línea más recta y fuerte a lo que podríamos sentir luego. Las expresiones emocionales de lo supuesto pasarían a ser ilusión y aquellas que parten de lo seguro a volverse parte de nuestra verdad.

-John J. Lemus-

sábado, 12 de enero de 2019

EXTRAÑARTE


Cómo se extraña el calor en las noches de frío, cómo se extrañan las flores en el verano,
Extrañarte,
Cómo se extraña el agua tibia en los días de invierno, cómo se extrañan los abrazos de una madre,
Extrañarte,
Cómo se extrañan los besos en los momentos serios y las interrupciones en las historias largas,
Extrañarte,
Cómo se extraña la vida en los instantes vacíos,
Extrañarte,
Cómo extraña la abeja a la miel, o la mascota a su amo
Extrañarte,
Cómo se extrañan tus brazos…

                                                                                                                     -John J. Lemus-

lunes, 15 de octubre de 2018

UN BESO


Un beso lo había iniciado, afuera la lluvia y el frío hacían de las suyas, dentro dos almas se desnudaban, una a una las prendas comenzaban a estorbar, la respiración se aceleraba y las manos pasaban a volverse inquietas, las conversaciones se detenían.

Uno a uno iba conociendo los huequitos en tu piel, las sonrisas, los apretones de labios, las caricias fuertes mantenían nuestra piel encendida. El placer regaba las cobijas y los besos no dejaban pedazos de piel sin recorrerles. El tiempo se pausaba, las miradas sólo pedían más y el corazón no paraba de latir acelerado.

-John J. Lemus-

domingo, 30 de septiembre de 2018

UN PARE…


Fue momento de hacer un pare. No toda la noche podían ser números, líneas y colores deslizándose, ni botones de calculadoras oprimiéndose en la búsqueda de resultados. Fue momento de hacer un pare porque una nueva teoría se le debía plantear a la física, a la química, a la anatomía; quizás de ella se derivase una nueva ecuación de la cual solo conocía su constante.

Fue momento de hacer un pare mientras vivo tu recuerdo - ¡Sí!  ¡paré al recordarte! -  desde pequeño entendí que las sensaciones había que disfrutarlas y en este momento tú eres una de ellas. Fue momento de hacer un pare y entender porque Albert Einstein prefería dormir sólo un poco y seguir con sus teorías. No lo sé, quizás el también recordara e intentaba encontrar la ecuación indescifrable de la cual solo se conoce la constante y que es tan incierta y riesgosa que sólo se puede vivirle.

Quizás no sólo fuera Einstein, talvez también Copérnico, Galileo, Nietzsche ¿Por qué no? Quizás eso de los unicornios no sea tan loco comparado con la incertidumbre que genera esa sensación. Y sí, fue momento de hacer un pare, no para detenerse del todo, Sí no para vivirte, porque si hay algo seguro en esta incierta ecuación, es que tú eres la constante, una de un tipo que al derivarle, integrarle o exponerle al mismo Bing Band sigues siendo tú.


-John J. Lemus-


ESTA ES PARA TÍ


Y no, hoy no estaba lloviendo, no siempre es necesaria la lluvia para escribir. Hoy me asome desde mi balcón y allí estaba ese bello atardecer de domingo, radiante; esa luz me hizo recordarte, recordar tus juegos, recordar tu llanto, recordar la forma cómo me llamas. Entonces comencé a extrañarte de nuevo, sanamente, sin desesperación. Extraño tu forma de correr porque me ha enseñado a seguir adelante. Extraño tu forma de recostarte porque de ella he aprendido a disfrutar de los descansos. Extraño tu forma de patear porque con ella comprendí que no siempre la fuerza lo puede todo.

Extraño los momentos contigo, en ellos me complementas. Lo acepto, si eso de la media naranja es verdad, Tú no eres media para mí, eres el árbol entero. No sé si me entiendas, pero eres parte de mí, mis manos te han tocado, mis ojos te han observado y mis oídos escuchado, desde la cuna estás cantando los cánticos de la vida. Aún reposa en mí el aroma de tus perfumes y en mi memoria aún se guardan nuestras noches de bailes.

Los años se pasan rápido, y vamos creciendo y a veces alejándonos, inclusive ahora es incierto cómo reaccionaras al leer esto, pero sabrás qué ESTA ES PARA TÍ.
-John J. Lemus-

domingo, 5 de agosto de 2018

Y cuando envejezcas




Y de las relaciones hasta viejitos, sólo digo que no las quiero, pueden echárselas al bolsillo si prefieren.  No soy partidario de las cosas que se deterioran con el tiempo; una relación no debe irse por ese camino. Prefiero el concepto de juventud, el nacer de nuevo cada día a cada instante, ser un nuevo nosotros, tomados de unas nuevas manos, colgados a una nueva piel, unidos a un alma nueva que no envejece si no que rejuvenece, que conoce y está dispuesta a vivir, a sentir, tan viva cómo el instante aquel en que llegó a estar aquí.
Y cuando envejezcas, si de eso vienes a hablarme, recuerda que sigo joven, que no es mi físico el que lo ha logrado, que ha sido bajo mi piel, allí donde está mi alma el lugar dónde se ha forjado.
Cuándo envejezcas no vengas a hablarme de dolores y arrugas, de canas. A mí háblame de historias y locuras, de esas, de esas que sólo un joven es capaz de cometer. Cuéntame historias, de las que han quedado cicatrices de las que no se logran borrar…

-John J. Lemus-

SÍ LO LEEN...

Este fragmento quizás sólo hable de ti. Y no sé si alguien más le quiera leer, pero si lo hacen es importante que también lo sepan. Qu...